La carrera de Lalique.
La vida de Lalique es una perfecta mezcla de arte y artesanía. En 1876, al morir su padre, Lalique, que por entonces tenía dieciséis años, se convirtió en el aprendiz del famoso orfebre Louis Aucoc, al tiempo que proseguía con sus estudios en la Ecole des Arts Decoratifs de París. Aucoc era un artista de renombre cuya adinerada clientela demandaba de él las últimas tendencias, casi siempre joyería rococó con grandes y ostentosas piedras, destacando en sus engastes de metales preciosos, piezas, por lo general, poco innovadoras desde un punto de vista técnico o estilístico.
Su educación se completó con un período de dos años estudiando en Inglaterra en la Sydenham School of Art del Crystal Palace, del sur de Londres, y al volver a Francia en 1880 comprobó que el clima parisiense se había vuelto más propicio a la creación de obras de arte de gran calidad. En plena era mecanicista, parecía resurgir el interés por las obras ejecutadas manualmente, un eco del movimiento Arts and Crafts del que Lalique había sido testigo en Inglaterra.
Collar de saltamontes, con asta y perlas, alrededor de 1902-1904. El saltamontes, motivo popular en el Art Nouveau, aparece en varias de las joyas diseñadas por Lalique.
Lalique trabajó de manera independiente, realizando encargos para prestigiosas casas como Cartier, Boucheron, Renn, Gariod, Hamelin y Destape. En 1885 pasó a encargarse del taller de Destape y en los cinco años siguientes amplió el negocio. Aunque sus joyas ya se habían expuesto (anónimamente, bajo el nombre de las compañías para las que fueron creadas) en la Exposición de 1889, Lalique tuvo que esperar hasta 1894 para exponer en el Salon de París las joyas con su propio nombre. A partir de ese momento, su trabajo obtuvo un reconocimiento inmediato y recibió numerosos encargos de las "grandes dames" del Tercer Imperio. Lalique estaba en camino de convertirse en el maestro indiscutible en el campo de la joyería.
Después de abrir su propia empresa, pudo diseñar con total libertad las piezas con las que siempre había soñado, sin ver su genio limitado por los deseos de los clientes o de las grandes casas. Sus obras, que solían aparecer en la revista Le Bijou, suscitaron la admiración de sus colegas y también fueron un modelo para muchos de ellos, como Alphonse Fouquet y su hijo, Georges, que se hizo cargo de la firma del padre en 1895, y llegó a ser un famoso joyero Art Nouveau.
Colgante de diamantes y turmalina con un rico esmalte plique-á-jour.
Sarah Bernhardt
Por aquel entonces, Lalique había empezado a realizar encargos para su clientela femenina más famosa, como la actriz Sarah Bernhardt, que le proporcionó la oportunidad de emplear su talento en piezas relativamente grandes y bastante atrevidas, que el público podía ver desde sus asientos cuando la actriz salía a escena. Bernhardt le encargó lujosas diademas, collares, cinturones y diversos accesorios teatrales que encajaban perfectamente con los papeles que tenía que representar, como la corona de Theodora en 1884, y los aderezos necesarios para los personajes de Gismonda e Iseyl.
A pesar del atrevimiento de sus extravagancias teatrales, Lalique estaba convencido de que las joyas que lleva una mujer deben contribuir a formar un conjunto armónico con su aspecto general. Las piezas diseñadas para Bernhardt y otras ciento cuarenta aproximadamente que realizó para colecciones de museos por encargo de Calouste Gulbenkian, que nunca fueron pensadas para que una mujer las luciera, son excepciones a esa regla general de Lalique, que poco tienen que ver con los cientos de delicadas, y no por ello menos sorprendentes, piezas de joyería que creó.
Estudios de Lalique para los colgantes y broches que utilizan libélulas y mariposas como motivos decorativos.
Marfiles y bronces
Además de joyas, Lalique también realizó bronces y marfiles, y fue galardonado con el Grand Prix y la Rosette de la Legion d'Honneur. Según los críticos de la época, las suntuosas joyas que presentó se encontraban entre las piezas más arrebatadoras de toda la exposición -además de la obra maestra del diseño Art Nouveau, la vitrina de bronce y cristal rematada con cinco sensuales desnudos femeninos en los que se mostraban las joyas-. Tras la Exposición de 1900 llegaron varias muestras de las creaciones de Lalique: la Exposizione de Turín celebrada en 1902, la World's Fair de St. Louis de 1904, la Liége Fair de 1905 y las de Londres de 1903 y 1905.
Adorno de corpiño en forma de libélula, creado por Lalique hacia 1897-1898; está hecho de oro, esmalte, calcedonia, adularía y diamantes. La cabeza de la libélula termina en un torso de mujer, cuya cabeza aparece rematada por un casco, en tanto que sus pies son las garras de una bestia.
La producción de Lalique
La producción de Lalique abarca todo el repertorio de temas e influencias del Art Nouveau: en sus joyas tienen cabida pavos reales de brillantes plumajes, escarabajos irisados, serpientes de esmalte enroscadas, flores y árboles de gran realismo, mujeres (peligrosas vampiresas o bailarinas de inocente sensualidad) y parejas fundidas en amoroso abrazo. Hay otras piezas multidimensionales de mayor complejidad, como pequeños paisajes de bosques realizados en oro, esmalte, ópalos y brillantes, que podían fijarse al cuello de un vestido; o un colgante de marfil tallado que representa a un jinete cuyo corcel está pasando sobre una figura desnuda, con toda la escena rodeada por tres cabezas equinas de estilizadas melenas. Igual que muchos de los pintores de la segunda mitad del siglo XIX, como Whistler, Klimt y algunos prerrafaelistas, Lalique no se limitó a crear la obra de arte, sino también el marco que la encierra, concepto revolucionario en el arte de la orfebrería.
Izquierda: Colgante "Winter Woodland", obra de Lalique, alrededor de 1899-1900. Varias joyas de Lalique muestran paisajes en miniatura con gran lujo de detalles.
Derecha: El colgante "The Kiss", de Lalique, hacia 1904-1905. En otras obras suyas aparece también ese tema de la pareja besándose.
Los temas que Lalique escogió para su joyería procedían sobre todo del mundo natural.
Joyería Art en FranciaDe joven, Lalique había sido aficionado al estudio de las flores, los árboles y animales en todas sus formas y fases de crecimiento. . Los animales que Lalique emplea en sus joyas abarcan prácticamente todas las especies del reino zoológico, desde saltamontes a osos polares, mitológicos dragones, esfinges y extrañas bestias híbridas. Insectos, anfibios, reptiles, pájaros y mamíferos fueron objeto de estudio y reproducidos con toda la habilidad y realismo. y la pieza maestra entre sus "joyas de serpientes" es el llamado "Nudo de Serpientes" , un adorno pectoral realizado en 1898 y formado por nueve serpientes entrelazadas con cuerpos de esmalte champlevé azul, verde y negro sobre plata dorada que parecen salir de un nudo superior, con las bocas completamente abiertas. En su origen, cada serpiente escupía de su boca un hilo de perlas barrocas (deformes).
El "Nudo de Serpientes", ornamento para corpiño considerado la obra maestra de la joyería de Lalique.
Diversos tipos de pájaros -pero especialmente pavos reales, gallos y cisnes aparecen en las joyas y en los objetos de cristal creados por Lalique. Una de sus joyas más conocidas (y tal vez de las más aparatosas) es la diadema en forma de cabeza de gallo. Nunca antes en la historia del arte y el diseño occidental se había tratado a un ave de gallinero con tanto lujo.
Hebilla de cinturon en forma de dos cabezas de gallo enfrentadas, obra de Lauque. Esmalte sobre cobre, con el cierre de oro, de alrededor de 1900.
Tallaba sus cuerpos en marfil y los emparejaba en sensuales bailes; los ocultaba tras hojas de parra o flores, o los representaba como ninfas paganas e impúdicas, a menudo acompañadas de pájaros u otras bestias, y a veces hasta de una figura masculina.
Adorno de corpiño, obra de René Lalique, realizado en oro, cristal, amatistas y esmalte.
En ocasiones, Lalique decidía representar personajes tomados de la literatura. La pulsera de "Los Búhos", realizada hacia 1900, se inspiró en el poema "Les Hiboux", de Les Fleurs du Mal, de Charles Baudelaire.
La pulsera de "Los Búhos ", obra de Lalique, en torno a 1900-1901, inspirada en el poema de Baudelaire "Lex Hiboux".
Pulsera con figuras femeninas en cristal grabado en hueco, diamantes, oro y esmalte; realizada por Lalique hacia 1895
Los peines, diademas y otros adornos para el pelo que Lalique fabricó, hechos de asta y adornados con oro, esmalte, marfil, cristal y piedras, figuran entre las obras más realistas de su producción. En estos diseños, Lalique demostró estar muy influenciado por los modelos irregulares y la asimetría floral característicos del arte japonés. Gracias a los esfuerzos de Samuel Bing, el estilo oriental llegó al público y se puso de moda a finales de siglo.
Collar que representa al "Príncipe Rana ", elaborado en oro, esmalte, cristal y perlas: realizado por Lalique hacia 1900.